sábado, 15 de enero de 2011

Independence Gay pt.II


525,600. Esa es la cantidad de minutos que hay en un año, es la cantidad de momentos que vives durante 365 días.

Hoy cumplo un año viviendo en el departamento que comparto con otras tres personas en la Colonia Roma. Hace exactamente un año le dije a mi madre que me mudaba, recogí lo poco que pude y lo traje conmigo. Así fue que llegue a mi nuevo hogar, con una maleta llena de ropa, algunas revistas, libros, un televisor, una mesa y mis cobijas...

Al principio me parecía toda una aventura, mi jefa, Mariana, no daba crédito que un niño como yo decidiera salirse de la comodidad de la casa materna para emprender el vuelo; su esposo, se emociono cuando le conte la noticia, su mirada era como de complicidad, y, aunque el y yo casi no nos hemos tratado, sentía en su mirada de niño travieso un poco de empatía. Cada quien tenía una reacción distinta al recibir la noticia; hubo quienes hasta pensaron que me estaba mudando para vivir con mi pareja, jejeje, pero no, mi idea era vivir conmigo mismo, hacerme responsable de mis actos, de mis cosas y hasta de mi ropa sucia.

Hoy, un año después me doy cuenta de que tal vez aun no se separar la ropa para lavarla, aun me da mucha flojera planchar, me rehuso a cocinar, y de no ser por mi mejor amiga, Marisol, hacer el súper seria un suplicio para mi. Aun no aprendo a organizar mis gastos, aun me faltan cosas que para muchos serian indispensables (como una pantalla plana, una consola de videojuegos, y hasta hace un par de semanas no tenía una plancha), aun no tengo muebles, mi cama individual ya es insuficiente, no tengo una mesa de trabajo, no me gusta subir a la azotea a tender mi ropa y de repente ni me doy tiempo para lavar mi ropa.

Hasta este punto podría parecerles, gente, que lo que comenzó como una aventura se ha convertido en la pesadilla de un gay que no ha aprendido a vivir solo, pero no todo es malo, no todo es caos en mi vida y no soy taaan mal soltero. Disfruto llegar a mi casa, prepararme algo de cenar y ver la TV, disfruto levantarme los domingos en la mañana para lavar mi ropa, disfruto elegir el suavizante para mi ropa, disfruto comprar cosas que hacen que mi vida de soltero sea menos caótica, disfruto sentarme en el suelo de mi cuarto a doblar mi ropa o colgarla en sus ganchos y colocarla metódicamente en el closet por colores y categorías (camisetas, playeras tipo polo, camisas, suéteres y chamarras... Ejem, si, soy un poquito metódico en lo que a acomodar la ropa limpia se refiere)

También, mi querida gente, en esta habitación que se ha vuelto mi cómplice y mi refugio, he visto los atardeceres mas chidos, he compartido cenas románticas, platicas hasta las seis de la mañana con Sinuhe acompañadas de cerveza y cigarros; risas y películas con Mini Alex hasta altas horas de la madrugada, pijamadas con mis amigos, y, por que no, hasta momentos de soledad, comidas solitarias, bailes conmigo mismo... y las tristezas que vivir solo puede traerte.

En fin, gente, a lo largo de esto 525,600 minutos he aprendido que tal vez no soy la persona mas hogareña, tal vez nunca podré ser el amo de casa perfecto, pero al mismo tiempo he aprendido de las personas con quienes he compartido este rincón, he aprendido de los momentos que he vivido en el, y he aprendido que no hay mejor sensación que terminar una jornada, llegar a casa, encender la TV, abrir una cerveza, abrir un paquete de papas fritas y disfrutar del lugar con el que has compartido un año de tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario